lunes, 2 de abril de 2007

¿Quién es ese hombre?


Quiero esta noche hablaros de un ser que conozco casi hace diez años. A primera vista puede parecer un tipo convencional, embaucado por la visión cotidiana de la vida, pero nada más lejos de la realidad.
De forma sugerente, su figura meditabunda se desplaza por su entorno llevando consigo calma y cierta inocencia de un inmenso valor en estos tiempos. No siempre ha sido así, ya que los primeros años de nuestro encuentro (y digo encuentro porque todavía estoy conociéndolo) fueron de impredecible desarrollo; los miedos, la falta de convencimiento, o el excesivo convencimiento, según se mire, las predicciones de futuro y los 'debería', hicieron algo complicado el proceso de entendimiento en aquel periodo. Afortunadamente, como he empezado a decir, el siroco de las malinterpretaciones viró a un refrescante Viento Norte de renovación.
Este ser, humano, para más señas, lleva en sus manos una (etc.) gran e inevitable virtud: la de contarnos cosas. A los mamíferos catarrinos que nos fascina quedarnos obnubilados escuchando o leyendo, o viendo las historias de otros, es un placer oirle hablar o leer sus masturbaciones. Se trata de una virtud, como digo que muchas personas tienen, pero que sólo él sabe hacer como él lo hace. Algunos dirán, incluido probablemente nuestro amigo, "menuda estupidez, Ígor", sin embargo quiero que me oigáis, porque es su característica más importante: es él mismo, cuando escribe pero también cuando sonríe. El observador puede no ser consciente de esto, puede pensar "por favor, no hay fábricas de muebles que abran a las 23.00" o " No me jodas que para comer con tu hermana te vas a tirar toda la puta tarde". Pero, el ser que os describo yo, el único error que ha cometido nunca es pensar, que sus amigos no van a entender "ahora no".
Como os digo, una persona que tener a nuestro lado por lo que nos queda de vida. Por mi parte así lo intentaré.

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