la vida es como una lata de sardinas y todos estamos buscando el abrelatas (alan bennett)
miércoles, 28 de marzo de 2007
El relato
Aquella mañana me acosté pensando en el sombrero que me pondría al despertarme, parecía algo incongruente, ni yo lo comprendía, pero no era la primera vez que aquel despreocupado gesto me costara demasiado.
Cambiamos de metodología a ver si así os animáis un poco. Ecribid la continuación (y/o la continuación de la continuación) directamente en los comentarios (así es tan "fresco" y directo como quería Igor), y ya lo subiré yo a la entrada. De este modo, el relato (que, por cierto, no tiene título aún) siempre será la primera entrada.
DAAAAAAAAAALE, que alguien escriba algo que estoy de pensar en el puto sombrero hasta los cojones... ¿es que ninguna mente creativa está por la labor de inventarse algo?
En ese preciso instante, cuando mi sueño llegaba a su apogeo, divisé la tormenta mas increíble jamas vista por ser humano alguno. La atracción que esta ejercía, era tal, que mi vuelo se tornó endiablado, como poseído por ella. Me vi arrastrado a su interior, sin poder evitarlo, el sueño se tornaba pesadilla y aquellos fantásticos colores de la tormenta se oscurecían y perdían su brillo. Los rayos caían a mi alrededor y una espesa lluvia comenzaba a cubrirlo todo, emborronando mi visión, no se cuanto tiempo pasó pero pareció eterno, antes de que...
3 comentarios:
Cambiamos de metodología a ver si así os animáis un poco. Ecribid la continuación (y/o la continuación de la continuación) directamente en los comentarios (así es tan "fresco" y directo como quería Igor), y ya lo subiré yo a la entrada. De este modo, el relato (que, por cierto, no tiene título aún) siempre será la primera entrada.
Ánimo chicos y chicas
DAAAAAAAAAALE, que alguien escriba algo que estoy de pensar en el puto sombrero hasta los cojones... ¿es que ninguna mente creativa está por la labor de inventarse algo?
En ese preciso instante, cuando mi sueño llegaba a su apogeo, divisé la tormenta mas increíble jamas vista por ser humano alguno. La atracción que esta ejercía, era tal, que mi vuelo se tornó endiablado, como poseído por ella. Me vi arrastrado a su interior, sin poder evitarlo, el sueño se tornaba pesadilla y aquellos fantásticos colores de la tormenta se oscurecían y perdían su brillo. Los rayos caían a mi alrededor y una espesa lluvia comenzaba a cubrirlo todo, emborronando mi visión, no se cuanto tiempo pasó pero pareció eterno, antes de que...
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