Pues sí, me ha costado 26 años (el último de un modo intenso) darme cuenta de que todos los caminos llevan a Romo. Y no, no me he equivocado, es que dentro de un tiempo, mis pasos al final del día me llevarán a esta casa del mencionado barrio de Getxo.
Efectivamente, Estefanía y yo nos hemos comprado un piso. Por fin. En junio nos dan las llaves, así que después de la boda de Josu e Iratxe, aquí la parejita, dormirá en su propia casa.
De momento no tenemos ni idea de cuándo nos instalaremos (tampoco tele, así que paso a paso), pero ya está firmado. Ahora sólo falta casarnos por el banco, como dice la copropietaria (elegir hipoteca, vamos) y firmar escrituras, posiblemente el día más estresante de mi vida (vale, sí, todos sabéis que soy un cobarde, ¿y qué?), y acabar de ponerlo a nuestro gusto (viva el minimalismo: tiene pinta de limpiarse muy bien).
Ya lo veréis todos/as. De momento, empezaré por verme yo en él.
(por cierto, Igor, iba yo a colgar este post tan tranquilo cuando me he encontrado con el blog actualizado. Te aseguro que es un honor saber que cuento contigo... y con todos vosotros)
miércoles, 4 de abril de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Animo con esa hipoteca!! Normal que tengas algo de miedo, es un mundo para el que no estamos preparados los que hemos vivido en el mundo de las letras mixtas durante mucho tiempo. Te aseguro que con el parón inmobiliario cualquier banco estará superamable contigo.
Si no es así, elimina ese banco, porque a cualquier problemilla que tengas te las hará pasar putas.
¡Mis más sinceras enhorabuenas!
Me alegro de que finalmente sólo te vayas al otro lado del puente.
Publicar un comentario