
Desde el fondo de mi corazón...Es un honor teneros a mi lado, al alcance de la mano o a una llamada de distancia.
Sed muy, muy felices, mis drugos.
la vida es como una lata de sardinas y todos estamos buscando el abrelatas (alan bennett)
Parece una tontería, pero cada vez me conmueven más las muestras de belleza, la voluntad insomne de llamar la atención de los desmaravilladores (término de Benedetti) sobre la luz que existe simpre en todo lo que sucede. Esa mota diminuta de esperanza, de alegría, de ilusión y posibilidades que se disfraza de infortunio. Por eso me alegro de que se premie el compromiso con lo bello, y la sonrisa. Porque yo estoy comprometido con el brillo de los ojos y las orugas en el estómago...y además, milito. Como muestra de su poesía, aquí os dejo sus palabras.
LOS FORMALES Y EL FRÍO
Quién iba a prever que el amor ese informal se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez ella muy lenta y él no tanto y hablaban con sospechosa objetividad de grandes temas en dos volúmenes su sonrisa la de ella era como un augurio o una fábula su mirada la de él tomaba nota de cómo eran sus ojos los de ella pero sus palabras las de él no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre la política condujo a la cultura así que por la noche concurrieron al teatro sin tocarse una uña o un ojal ni siquiera una hebilla o una manga y como a la salida hacía bastante frío y ella no tenía medias, sólo sandalias por las que asomaban unos dedos muy blancos e indefensos, fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto ellos optaron por la confidencia extra seca y sin hielo por favor. cuando llegaron a su casa, la de ella, ya el frío estaba en sus labios, los de él, de modo que ella fábula y augurio le dio refugio y café instantáneos.
una hora apenas de biografía y nostalgias hasta que al fin sobrevino un silencio. como se sabe en estos casos es bravo decir algo que realmente no sobre.
él probó: sólo falta que me quede a dormir y ella probó: por qué no te quedas y él: no me lo digas dos veces y ella: bueno por qué no te quedas. de manera que él se quedó en principio a besar sin usura sus pies fríos, los de ella, después ella besó sus labios, los de él, que a esa altura ya no estaban tan fríos, y sucesivamente así mientras los grandes temas dormían el sueño que ellos no durmieron.
Por si alguien no se ha enterado, nuestro Josu, el “anchoa”, se ha hecho algo en la pierna. No es que se la haya roto, es que se le ha... desencajado. Sí, eso, desencajado. Y para volver a ubicarla en su sitio, al médico se le ha ocurrido ponerle una escayola desde el tobillo a la cadera, pasando por la rodilla, claro, que es lo que se ha venido a descuajeringar.
Josu es, sin duda, una de las mejores personas que conozco. Y mi inagotable compañero cuando, uno tras otro, cogíais un avión o un autobús (no siempre han sido buenos tiempos para la Iberia Plus) para iros a vivir lejos, lejos. Como Ibon pero con más tiempo para pasar un rato.
Obviamente, su valor no reside en su fidelidad a la comarca. No. Sino en su generosidad, su constante preocupación por los demás, su disposición a ayudar, y su entusiasmo, que le da tanto para ser productor de videos como para pensarse eso de aprender a tocar la batería, sólo por echar una mano a Ritxar.
Ahora está encerrado en esa bonita casa que comparte con Iratxe y sé que tiene tiempo para pasearse por el blog (¡que no se te olvide votar en la encuesta antes de salir!), y al que quería mandar este abrazo en forma de unas líneas y decirle que es una suerte contarme como “uno de los suyos”.
Que te quiero, campeón.
(la foto nos la sacó Estefanía antes del concierto de U2 en Donostia-San Sebastián, allá por agosto de 2005, y se me olvidó incluirla en el baúl de recuerdos de su boda)